ESCRITOS DE UN MINUTO PARA REFLEXIONAR UN RATO

Son ideas que vienen a la mente, generalidades que pueden tocar una que otra fibra. Aparecerán según la acogida y los comentarios. Ya hay varias reflexiones listas para publicar, solo falta que alguien las lea y deje un comentario. Al completar 10 comentarios para esta entrada, aparecerá otra reflexión. Así que, para leer más, recomendamos compartirlos e invitar a que comenten.

Imponer límites

Imponer límites: una recomendación que cada vez escuchamos con más frecuencia en esta pandemia narcisista que siguió a los años locos del confinamiento por el temor al COVID-19.

Si imponer límites es grosero, bienvenida la grosería. Los límites se imponen con vehemencia cuando algo, o alguien, pretende rebasarlos para lograr su cometido, cualquiera que este sea, amar, odiar, dañar o reparar.

Los límites pueden ser inmediatos, al instante, como cuando llegas a una tienda y la persona que está ahí para atenderte decide descargar sus frustraciones del momento con una actitud que no te deja más que despedirte. Y te quedas sin tu compra y se quedan sin su venta. Pero no te vulneraste.

Podemos ser muy sensibles y correr a erigir una barrera tan pronto como presentimos que se nos viene un chiflón cargado de virus o tristezas reprimidas. Pero siempre es mejor prevenir que lamentar.

También nos podemos quedar 18, 20, 25, 40 años en una relación de las que ahora llaman «tóxicas», antes «disfuncionales» y mañana, quizás, «políticamente incorrectas». Hasta el momento en que, sin desearlo, sin planificarlo, sin ni siquiera esperarlo, es tan recio el embate que la única solución es el poner el límite de la distancia y del olvido.

No importa qué tan pronto o qué tan tarde impongamos nuestros límites. Lo que importa es que, al hacerlo, estemos valorando lo que somos, nuestra identidad, nuestra independencia, nuestra vida.

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